Cartas a los Abuelos

A LA MEMORIA DE MI ABUELA

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Se nos fue la abueluca

Se fue un cariño de mi niñez. Me quedan todas esas fotos de recuerdos de nuestra gran familia, pedacitos de la memoria de días felices sin final; esas caravanas gitanas de la familia Manrique en Noja, disfrutando hasta el anochecer del calor de una gran familia, donde mis abuelos, a primeras horas del día, llegaban al lugar de reunión para unirnos a todos como una piña…. , y en esas visitas navideñas a la casa de mis abuelos, donde todo era alegría y reencuentro, sonrisas y carcajadas. Como olvidar esas comidas, benditas comidas, que al morir mi madre, cada semana, nos traíais el abuelo y tu, a mí y a mis hermanos…. , mi padre estaba K.O., en shock, por la pérdida de mi madre, que tarde tantos años en comprender por mi juventud, pero que a día de hoy, me tiemblan las piernas de pensar, que algo así, me ocurriera a mi…., ¡ Sabina! –decía mi abuelo, cuando entraban a casa, ¡esta casa necesita una limpieza, como se nota la falta de una mujer¡ yo les decía “haber abuelos, que no hace falta, joder, que luego lo voy a hacer yo”…., el abuelo, irónicamente, me decía, venga colega siempre me dices lo mismo…, ¡ que ya eres un hombrecito chaval¡ ¡qué alegría nos daba al abrir aquellos potajes¡ comida de la abuela, hecha con amor. Cuando pasaron los años y falleció mi abuelo, yo la recordaba aquello y ella orgullosa se sonreía.

Mi súper abuela, contadora de historias, contaba con tal precisión sus aventuras, que te trasladaba al lugar y al momento, como si estuvieras allí…, las repetía una y otra vez, a mí nunca me cansaban y ahora las voy a echar en falta.

Hubo una vez, que la fui a visitar, casualmente, un 28 de diciembre, despistado de mi no me di cuenta que era el aniversario de mi abuelo, ella estaba de bajón, era por la tarde…, me puse a hacer el gilipollas y la conté alguna aventura mía, al final se puso hasta contenta, y algún otro 28 de diciembre, volvía por allí, como muchos hijos suyos, para que el día tan triste se convirtiera en ameno, viéndola sonreír, ella estaba mejor y yo me sentía más feliz.

Ahora tu memoria, permanecerá en nuestro recuerdo o como aquella frase, que si no recuerdo mal escribió tu hija “la nena”, al morir, al menos era la escrita en su recordatorios…, “no me busquéis entre los muertos, buscarme en todas esas cosas que no hubieran existido, si todos nosotros no nos habríamos conocido. Me marco aquella frase.

Se nos fue la abuela, se fue toda una vida de nostalgia y recuerdos…, de su casa de San Luis, esa calle que tenia grabada en su recuerdo…, aquellos vientos fuertes de sur, el incendio, los cojones de peregrino, el abuelo consiguiendo penicilina por los muelles; en aquellos duros años para que la historia maravillosa del nacimiento de mi padre, un milagro de la época, y gracias al cual, yo estoy aquí, puedo escribirte esto, y pude despedirme de ti, a través de un teléfono, ese día 11, que gracias al destino que se escapa a nuestro entendimiento, tu hija Chiqui, consiguió cumplir.

Quiero olvidar los duros momentos de soledad y confinamiento que pasaste por este virus miserable, pero ahora una nueva compañía te espera…, estoy seguro, que esta noche, donde vas, te espera un equipo de primera, mi madre te abrirá la puerta del gran salón, donde te espera tu hija, tus padres, hermanos y tanta gente que conociste en esta vida…, y como no ansioso e impaciento tocando esas melodías con su piano, te espera tu gran amor, tu compañero, mi abuelo.

Recordaré siempre esa casa de la calle Ebro que tantos buenos momentos nos dio, muchos años, mucho vivido… ese sofá que tanto duró y ese sillón donde te sentabas con mala leche y remango pero siempre con el abanico en la mano.

El cielo cada vez suena mejor.

Una vez estuvimos todos juntos, fue un día 10 para un momento de oro, algún día volveremos a estar juntos.

Buen viaje abuela

Tú, también, nos guiaras a la FELICIDAD.

Tu nieto para siempre

LUIS

13 De Mayo del 2020


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